domingo, 7 de febrero de 2010

Los agronegocios transnacionales causan la crisis alimentaria global

La crisis alimentaria mundial está comenzando a aparecer en su imagen real este año. Durante las últimas décadas el hambre estaba "escondida" en áreas rurales o zonas marginales. Ahora el número de afectados está aumentando y mucha más gente ya no puede aguantar más.

Africa y Asia son los mayores afectados por el hambre y la miseria en las zonas rurales, y por los efectos crecientes del cambio climático. El desarrollo económico y el crecimiento benefician solamente a una minoría de la población y provocan daños ambientales y no resuelven la situación extremadamente precaria de la gran mayoría. En la India el auge económico beneficia solamente a una pequeña parte de la población. Al mismo tiempo, la economía basada en el campesinado esta siendo destruida y miles de campesinos acaban con sus vidas suicidándose por la desesperación y la pobreza. Jóvenes campesinos de Indonesia, Filipinas, Tailandia, Bangladesh tienen que abandonar sus familias y aldeas para ir a otros países, porque allí no hay posibilidades de poder ganarse la vida.

En la región de Latinoamérica se da un fenómeno similar. La tierra cultivable ya no pertenece a la población rural. Tienen que trabajar la tierra de la que fueron propietarios como mano de obra barata. Algunos huyen a las ciudades intentando mejorar su vida, pero por desgracia cada noche tienen que irse a dormir con el estómago vacío.

Las grandes empresas transnacionales de agronegocios quieren aumentar su control sobre la alimentación mundial y la economía agrícola. La liberalización del comercio y la inversión en la agricultura lo ha hecho posible.

Los acuerdos tomados a nivel internacional a través de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los Acuerdos de Libre Comercio (FTA) y los Acuerdos de Asociación Económica (EPA), e impulsados por programas del Banco Mundial y del FMI, permiten el apoyo incondicional a los agro negocios, siendo prioridad en las políticas alimentarias y agrícolas en muchos países.

Los subsidios gubernamentales destinados a las transnacionales agroalimentarias están siendo dirigidos a la agricultura industrial, eliminando granjas en el Norte y en el Sur por medio de precios bajos de dumping. A través de la revolución verde, las transnacionales de agro negocios excluyen la sabiduría y los conocimientos locales en la agricultura e imponen nuevas tecnologías e insumos agrícolas que los campesinos tienen que comprar, dependiendo así de ellos de forma permanente. Hoy en día, la avaricia de las transnacionales de la groalimentación es incluso más peligrosa, ya que pretenden apoderarse de mucha más tierra para convertirla en monocultivos de agro combustibles, es decir, para cultivar alimentos para los automóviles.

En nuestro País la crisis también se deja sentir, las agriculturas y ganaderías familiares están siendo las más vulnerables ante las subidas de precios desproporcionadas de los costes de producción, como ocurre con el sector del ovino. Los precios de los alimentos suben indiscriminadamente sin tener repercusión alguna en las rentas de los agricultores. El acto de producir alimentos poco a poco se va privatizando, quedando en manos de los que tienen recursos económicos para la adquisición de derechos productivos. El acceso a los recursos naturales para practicar una agricultura familiar se hace cada vez más difícil. La tierra, el agua y las semillas, dejan de ser recursos gestionados por los campesinos y las campesinas para uso de una agricultura social.

Claramente, las agro negocios de las transnacionales quieren acabar con la agricultura familiar, e impedir que sean los campesinos/as los que alimenten a las personas en el mundo, dado que sus objetivos son controlar el mercado mundial de los alimentos y convertir la producción campesina en producción industrial. Después de expropiar a muchos pequeños campesinos, explotan a los consumidores aumentando los precios mundiales de alimentos.

La operación de las transnacionales en los agro negocios, es contraria a los seres humanos y a la sostenibilidad del planeta, no deberíamos permitirles continuar con sus operaciones. Deberíamos pararles y volver a reivindicar los derechos de los pueblos a la agricultura, el derecho a producir buenos alimentos para todo el mundo.

Un año más el 17 de abril se conmemora el DÍA INTERNACIONAL DE LA LUCHA CAMPESINA. Poner en tela de juicio el papel que desempeñan los agro negocios de las transnacionales y sus efectos en la crisis alimentaria global, es el objetivo de ésta convocatoria para este año.

Plataforma Rural / Alianzas por un Mundo Rural Vivo

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