domingo, 7 de febrero de 2010

Para lograr lo que queremos al sembrar

Elección de la especie a sembrar

Para la elección de las especies se deben tener en cuenta el clima y el suelo. En el clima, las lluvias tienen influencia no sólo por su intensidad sino también por la época del año en que se producen. La festuca requiere alrededor de 500 mm anuales de lluvias para producir, otras especies como el raigrás perenne, necesitan precipitaciones de otoño-invierno-primavera; otras, como la alfalfa, requieren lluvias de tipo primavero-estival. En general las temperaturas máximas y mínimas de la región pampeana no son limitantes para la producción de la mayoría de las forrajeras templadas.

En cuanto al suelo, el pH del suelo tiene influencia principalmente en lo referente a disponibilidad de nutrientes (relación entre fósforo disponible y pH). El pH óptimo para el desarrollo de las especies forrajeras oscila entre 6 y 7 (pH neutro). Hay especies que se adaptan a gran amplitud de pH, por ejemplo la festuca alta vegeta bien desde 4,5 a 9,5 de pH. Para alfalfa este es un aspecto de gran peso y por eso cada vez más productores se ocupan de él y están encontrando resultados muy interesantes con el "encalado" o aplicación de cal para corregir el pH.

Las condiciones físicas del suelo (textura, profundidad del horizonte) pueden hacer variar la productividad de las distintas especies. La baja permeabilidad y un deficiente drenaje limitan seriamente el desarrollo de la alfalfa, el raigras, etc. Otras especies como el agropiro alargado o la festuca alta se adaptan a condiciones de anegamiento temporario.

Preparación del suelo

Para obtener el mojor uso del agua se debe lograr elmaor contacto entre semilla y suelo para promover una rápida humectación y germinación de la misma. Las labores deben apuntar a tamaños de agregados del suelo que permitan un contacto íntimo de la semilla con la solución, junto con un intercambio gaseoso apropiado. Si bien un laboreo que promueva la presencia de agregados grandes puede resultar en pérdidas de semillas, un exagerado afinado puede provocar daños graves en la estructura del suelo por aplastado y encostrado del mismo.

El laboreo incide sobre la fertilidad incrementando la disponibilidad del nitrógeno y el potasio, así como una redistribución de elementos inmóviles como el fósforo, el cobre y el manganeso. Esto afecta a la población de microorganismos del suelo con consecuencias positivas para la vida de los mismos. Finalmente, el laboreo resulta una herramienta de gran utilidad para destruir malezas anuales o agotar reservas de perennes, competidores de la pastura.

Cultivo antecesor

Los aspectos más destacados a tomar en cuenta son: época de desocupación del potrero (en relación con la época de siembra y con el tiempo que el potrero quede en descanso), duración del barbecho y tipo y volumen del rastrojo.

La semilla y su acondicionamiento

El valor de la semilla participa en un alto porcentaje en el costo de implantación de una pradera, por lo que se debe asegurar la siembra de semilla de calidad. Una buena semilla debe ser la especie o el cultivar que se solicitó, poseer buen poder germinativo y no contener impurezas, semillas de malezas u otras especies cultivadas que dificulten el establecimiento de la pradera Los tratamientos más comunes son fungicidas, insecticidas, inoculantes bacterianos y peleteado. En INTA Pergamino, se comprobó que el uso de fungicidas (Captan), mejoró la implantación en alfalfa y festuca (+22 % a los 90 días y +21 % a los 45 días de la siembra, respectivamente). En pasturas consociadas no deben utilizarse productos mercuriales, como el fenilacetato de mercurio (Uspulum), porque afecta la fijación simbiótica de nitrógeno.

La inoculación de las leguminosas con rizobios específicos resulta importante para la fijación del nitrógeno atmosférico, lo cual permitirá un mejor desarrollo de las leguminosas primero y de las gramíneas después al transferir dicho nitrógeno a éstas últimas. Se pueden utilizar inoculantes o bacterias que se venden en el comercio de distintas formas. El tratamiento debe realizarse al momento de la siembra.

Una técnica muy usada hoy en día es la del pelleteado. Esta consiste en recubrir la semilla de la leguminosa ya inoculada con una capa de sustancia adhesiva y otra en polvo de carbonato de calcio y magnesio o de roca fosfatada molida, formando una vez seca una cubierta alrededor de la semilla, que queda convertida así en un pellet. Esta técnica permite proteger a las bacterias de la acción del sol, la falta de humedad, la acidez del suelo, etc. pudiendo realizarse con cierta anticipación.

Epoca de siembra

La época de siembra depende de la semilla y de la humedad y temperatura del suelo. Las pasturas perennes utilizadas en la mayoría de las zonas de producción de leche de la Argentina, están integradas por especies templadas y el otoño temprano (marzo-abril) es la época más conveniente para su siembra Sin embargo, la siembra en primavera puede dar buenos resultados, aún cuando habrá mayor cantidad de malezas y mayor competencia por luz, agua y nutrientes. Además puede suceder que, al existir buenas condiciones de temperatura, la parte aérea se desarrolle sin que las raíces logren suficiente volumen para exploración. En estas condiciones ante una sequía estival, las plantas sufrirán bastante.

Métodos de siembra

La siembra en líneas permite lograr una distribución uniforme de la semilla en profundidad y en conacto con el suelo, lo que se traduce en una rápida germinación y mayor seguridad de implantación. Otra ventaja es que permite distribuir el fertilizante en bandas cercanas a las semillas, con menor consumo y rápido contacto de las semillas con el fertilizante. Es importante hacer un buen control de malezas ya que éstas pueden colonizar los espacios entre hileras.

La siembra con sembradoras de cereales de grano fino o voladoras, que distribuyen directamente la semilla al voleo en superficie y luego se las tapa pasando una rastra de dientes invertida o con rastras de rollos de alambre de púas, ramas, de cadenas, etc. no es recomendable por la semilla que se pierde.

Suelen recomendarse para siembra altas densidades de semillas para cubrir lo más rápido posible la superficie, evitando dejar sitio para malezas. La experiencia demuestra que es mejor trabajar con buena semilla y creando condiciones adecuadas antes de "cargar" las mezclas, que después deben competir por agua y nutrientes entre sí.

Se observa en el Cuadro Nro 1 que a partir de una determinada profundidad de siembra, disminuye el porcentaje de plantas establecidas, siendo la profundidad crítica dependiente del tamaño de la semilla. Por ejemplo el trébol rojo tiene su óptimo a 2,5 cm mientras que el trébol blanco a sólo 0,8 cm. Estas profundidades variarán de acuerdo al tipo de suelo. En suelos arenosos, podrá sembrarse a mayor profundidad (Cuadro 2).

CUADRO 1. Efecto de la profundidad de siembra sobre el porcentaje de plántulas establecidas en relación al número de semillas sembradas.
A) En leguminosas
Especie

1.25


2.50


3.75


5.00
Trébol híbrido

53


49


9


4
Trébol rojo

62


56


22


14
Trébol blanco

47


28


2


0
Melilotus

51


45


26


14
Alfalfa

64


53


45


19
Fuente Carambula 1971
B) En gramíneas
Especie

0.60


1.30


2.50


3.80
Pasto ovillo

33


25


19


7
Raigras

81


81


76


65
Fuente Cullen 1966

CUADRO 2. Porcentaje de emergencia obtenidos con distintas profundidades de siembra en tres suelos diferentes.


Suelo


Arenoso


Suelo arcilloso


Suelo franco


(Profundidad en cm)
Especie

1.2


2.5


3.7


5


1.2


2.5


3.7


5


1.2


2.5


3.7


5


% en emergencia
Alfalfa

71


73


55


40


52


48


28


13


59


55


31


16
T. rojo

67


66


53


27


40


35


14


7


47


45


24


13
Cebadilla

70


64


48


29


56


37


17


5


68


50


31


19
P. ovillo

61


56


30


13


60


26


6


1


56


39


28


16

Fuente Sund 1966

Fertilización y enmiendas en pasturas

El objetivo de la fertilización es el de suministrar a la planta de todos los nutrientes necesarios para su óptimo crecimiento. Los requerimientos varían con la especie y con el estado de desarrollo de la planta. Para el caso de las gramíneas, las necesidades de fósforo son significativas en la implantación debido a que favorece el desarrollo radicular, mientras que el nitrógeno pasa a ser más importante durante el macollaje. En las leguminosas, el fósforo es fundamental en la implantación y en las etapas posteriores, mientras que el nitrógeno sólo favorece el establecimiento hasta la simbiosis con el Rhizobium. Las enmiendas con Calcio (encalado) y eventualmente azufre son utilizadas para corregir pH y también como abonos específicos.

Siembra directa

La siembra directa en la implantación de pasturas de alfalfa y otras especies, permite menores costos, un excelente control de malezas y mejor cuidado del suelo. Para este sistema, es importante tener en cuenta el cultivo antecesor, el tipo de suelo y que este se encuentre poco compactado.

Se deben evitar aquellos lotes en los cuales hay mucha gramilla que, aunque se controle con herbicida, deja una capa muy alta y densa de pasto seco que crea un ambiente muy propicio para el ataque de los hongos a la plantulas de alfalfa. Tampoco es conveniente la resiembra en potreros viejos de alfalfa, debido a la compactación del suelo y a problemas de compatibilidad.

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